domingo, 22 de diciembre de 2013

Me debes un otoño


Siempre le fui fiel a la piel ajena,
a las mesas de escritorio,
al café en vena,
a los lechos aleatorios.

Nuca pretendí ser tu prioridad,
ni siquiera una promesa sin cumplir.
Quizás me quede en este quizás...
Quizás sólo haya camino para huir.

Pero te seguiré, errando, allá donde te equivoques.
Jugando con la ventaja de ser la perdedora...
Camarera de esta barra libre de consumaciones
que al pisar la calle no se convierte en señora.

Corazón de piedra, papel o tijera.
Mirada que derrumba las estatuas de sal.
Tacto crujiente, voz de hoja seca.
Treinta y tantos besos escondidos en un dedal.

Admitamos que hace ya seis vidas que se nos hizo tarde,
vistiendo este domingo con las galas de la resaca.
Ya sólo me debes un otoño sentados en el banco del parque,
fumándonos las sobras de una noche de banderas blancas.

Ester Sinatxe.



lunes, 18 de noviembre de 2013

De poeta sólo tengo una cremallera rota




De poeta sólo tengo una cremallera rota
y una tumba por estrenar

No tengo versos, ni ramos, ni amor perdido.
Ni siquiera tengo una puta musa.

Tengo cuadernos vacíos, muchos, y alguno empezado que se traspapeló.
Tengo bolsas de basura con tus recuerdos y listas de nombres:
Alejandro
Jorge
Jordi (¿Casualidad? No lo creo)
Nacho
Israel, Iván… Javier

Me completan obsesiones y hago puzzles con las palabras. Me completan obsesiones. Obsesiones. Obsesiones…
También tengo deseos… y obsesiones
…y obsesiones

Pero de poeta no tengo más que una colección de bolígrafos gastados, mordidos y olvidados en algún autobús.
Y 1001 palabras que no me atreveré a recitar.

Quizás tengo más de lo que creo pero aún menos de lo que me gustaría.

De poeta me sobra un café sin azúcar y 500 noches
masturbándome.
¿O fueron 19 días sin follar?

También tengo insomnio y a Lorca en la mesilla de noche.

De poeta lo veo todo en prosa.
A ciegas lo veo todo mejor. Borracha y fumada.
A ciegas me callo lo que no quieres oír. A ciegas huelo el otoño en tu piel.


A ciegas escribo para creerme poeta y creerme, que por lo menos,
algo tengo.


Ester Sinatxe.

Imagen: detalle de la foto de Alberto G en Flickr.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Se fue


Hizo las maletas y creó un agujero negro en el armario,
se oyó el eco de un portazo en su cajón de las bragas.
Su fantasma se vistió de gala con las sábanas aún manchadas de su último gemido...

Se abandonó al deseo ajeno,
se abandonó al enajenado paso del tiempo,
se abandonó a la búsqueda de otras manos.

Rompió el llanto de un taconazo contra el espejo y se pintó de rojo los besos por dar.
Quemó los restos de las primeras cenas y las sobras de las caricias que nunca tropezaron en su piel.

Se fue,
se fue sobre otros cuerpos y se le corrió hasta el rímel.
Se corrió sola.
Se corrió como nunca lo había hecho.

Se corrió sin ti.

Ester Sinatxe.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hoy en Madriz

Hoy en Madriz solo tiembla el eco de tu voz.

Madriz.
Tu voz.
Lápiz. (De labios) (Los tuyos dibujándome)
Tu voz de lápiz tachando las calles de Madriz en mi hoja de ruta.

Sentarme en la luna de Valencia a contemplar como se perfila la distancia entre tu cuerpo y mis dedos.
Entre mis imposibles
.
.
.
y tus ganas.

Y podría seguir escribiendo versos pero prefiero lamerme las heridas con tu saliva.
Podría hacerte recordar estas curvas en las que me arrancaste los mejores besos justo antes de estrellarnos.
Podríamos escuchar una y mil veces Salitre 48 pero nunca sonaría nuestra canción.

- ¿Cuál es nuestra canción?
- Justo esa que nunca llegamos a bailar
- Eso no tiene nada de justo
- Pero aprieta

Y podría seguir escribiendo acrósticos en tu nombre,
y rimando mi falta de ritmo con tus prisas por no llegar nunca a ninguna parte.
Y podría seguir escribiendo.

Pero a veces la mejor poesía toma forma de…

Ester Sinatxe

viernes, 11 de octubre de 2013

Sheena talks to rainbows


Foto original: http://www.flickr.com/photos/adactio/2802074441/

Habla y no dice nada, tan callada.

Mira y nos ve,
mira y nos aleja.

Se calla y dice que el silencio pesa.

Hablan las paredes por los codos,
dibuja sombras chinas sobre las sábanas.

Persigue la canica del vecino de arriba cada noche,
como quien persigue encontrar una madriguera.
La persigue de puntillas y la escucha perderse.

Y el silencio ya no pesa.
Y el silencio la eleva.
Y el silencio le habla.

Nos vuelve a mirar y se esconde entre nuestras palabras.

Habla y sentencia.
Sube la música y se cree una punk rocker.


Ester Sinatxe


   

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Treinta y tantos otoños.


Hoy se sienta, altiva, en el mismo banco en el que tartamudeaba con 15 años. Mira de frente a su niñez, al recuerdo de sus muñecas en la estantería, y ríe con una risa que es crujido.

En septiembre siempre celebra su año nuevo. Han recorrido vendavales sus venas, y ha sido tormenta cada octubre de sus años vividos. Y sus noviembres llueven arrastrándola en torrente hasta que diciembre se deshace en sus manos.

Tiene raíces fuertes y piel de corteza, que tatuó con un corazón flechado por cada hombre que se enredó en sus verdes ramas.

Hoy ya no tiembla cuando el viento la desnuda y cubre de recuerdos sus piernas. Mira sin miedo al frío, desafiante, empuñando un termo de café. Saca de su bolso un regalo de cumpleaños en forma de libro y deja que se marchiten las hojas en blanco.




Ester Sinatxe
(25-09-2012)

viernes, 13 de septiembre de 2013

Menú del día

A este orgullo le falta azúcar,
las mentiras me las sirve crudas.
Que salga sangre al pinchar,
que los versos me hacen burla
cuando pido hambre para llevar. 


Tragicomedia de primero
y todo el tiempo en un segundo.
De postre, me miras el culo.
Perdonde, perdone señor camarero
¿Me envuelve las sobras para el perro?

Y al volver a casa nos encontraremos
rimas tirándose por la ventana
y estrofas que en la cama
asesinan los últimos besos

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Tic Tac


Somos carne de Cupido medio hecha, de sentimientos crudos.
Manzanas deseando que la flecha atraviese el corazón de otro niño inocente.

Crecimos en el barrio marginal de Nunca Jamás.
Esperamos al otro lado del espejo a que le cortaran la cabeza a la reina descorazonada.
Dejamos plantada a la única rosa que habitó en nuestro planeta.
Olvidamos los sueños que despiertan al cerrar el libro.

Maquillaje y tacones de aguja del reloj. Tic tac de piel de cocodrilo.
Calendarios de arena y ceniza.

Solo somos, y seremos, la promesa de un polvo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Tan único



Texto inspirado en esta imagen de Pau Pérez "Rendido al atardecer". Podéis visitar su trabajo de aerografía en La factoría de los sueños de aire.


Un café frío, tu barba, la misma terraza.

Otro atardecer, tan único.

Cuadernos, risas, versos y otras debilidades.

500 cantautores y 19 poetas.

Mi pluma, tu guitarra y el deseo cobrando vida; un corazón que palpita entre las manos, que se resbala buscándole 3 tropiezos a la piedra.
Mi sonrisa te muerde el labio.
Tu boca nos habla de la luz que se va quemando en la piel, de los edificios que dejan pasar el último suspiro del sol.
Y mis dedos leen en el braille de tus cuarteadas líneas, las mil y una mentiras que te quedan por cantarme.
Vuelves a burlarte de que mi olfato se empeñe en encontrar el otoño en tu cuello, tu pecho, en tus caricias... 
Yo me rindo.

Banderas blancas, puzzles y rutina.

Un atardecer tan único, que siempre queremos repetir.


Ester Sinatxe.

domingo, 11 de agosto de 2013

El extremo más duro



"De acero soy de la cabeza a los pies" canturrea y yo me vuelvo loca por forjarle hasta los huesos.

Pasa de largo y se me enredan las ganas en los dedos. Agradezco haber comprado pilas hace unos días porque esta noche voy a dejar que su imagen me recorra hasta deshacerme.

"Y cuando ríe, el mundo entero me da igual" canturreo recordando las birras compartidas, sabiendo lo reales que son las manos y lo ilusa que es la piel.

Se derrama una de las cervezas, acabo empapada; y con más imaginación que nunca, me lamo las heridas y el deseo de saborearlo.

Imagen original por Malte Sörensen
“Y su calor es como el sol en un cama fría de una noche de un invierno” suena en mi vieja radio y se dibujan en mi sonrisa todos los mordiscos que nos debemos.

Mejor dejo la ventana abierta, que se escape el calor mientras cuento los kilómetros que le sobran a estas sábanas; y los versos salen solos, como si formaran parte de una canción que nos sabemos de memoria.

lunes, 29 de julio de 2013

A destiempo


Hace cinco años, tres meses y diecisiete días que no cuento las horas que me quedan para vernos.
Hace miles de hojas en blanco que no escribo porque no me das las ganas.
Hace viento que se lleva las palabras.

Nos hicimos a imagen y semejanza de nuestro reflejo en los charcos.
Nos deshicimos desesperando por los 5 minutos tarde que siempre llega la oportunidad.

Hubo un día en el que abrimos el libro por el final para leer un parasiempre que dejamos arder a 451 °F.
Hubo un día en el que perdimos el tiempo apostando por la rutina.
Hubo un día en el que congelamos las sobras de todo lo que nos hacía falta.

Ayer le dimos la espalda a la noche para no ver llegar el mañana.

Hoy celebro otro feliz no aniversario sin quererte ni pastas.


Ester Sinatxe.

lunes, 22 de julio de 2013

Señoras que dieron el voto a esta pandilla de impresentables


Pues va a ser que hoy tengo el día llorón, pero no por pena, ni tristeza... lo que tengo es una rabia que me supera.

Tantos años de pelea y lucha para que las mujeres tengamos los mismos derechos que los hombres, tirados a la basura en menos de dos años de esta nefasta legislatura; lucha como la de aquellas maravillosas sufragistas que pusieron en peligro su libertad y su vida para que hoy podamos votar... ¿Y qué hacemos con nuestro voto? Pues dárselo a una pandilla de impresentables que en Madrid, el Día de la Mujer, nos regalaron clases de aerobic y nos dejaron un personal shopper para nuestro disfrute, en vez de ofrecer unas buenas charlas de concienciación sobre la realidad actual de la mujer. Parece que se nos ha olvidado que no es una fecha para celebrar “lo mucho que nos gusta salir de compras y estar bellísimas”, si no para recordar que todavía queda mucho terreno por conquistar en el camino de la igualdad.

Le hemos dado el voto a una pandilla de impresentables que en las aulas (a las que están dejando sin presupuesto) no se preocupan de enseñar la diferencia entre violencia de género y violencia doméstica, de cómo reconocer una agresión y/o abuso, y mucho menos de cómo denunciarlo; no se molestan en hacer entender a los más jóvenes que la situación de inferioridad en la que se encuentra hoy por hoy la mujer es la herencia de siglos y siglos de sometimiento patriarcal. Que la lucha por la igualdad es un trabajo conjunto de ambos sexos.

Le hemos dado el voto a una pandilla de impresentables que se creen con el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos y embarazos. Que limitan la reproducción asistida gratuita a parejas heterosexuales, anulándole el derecho de ser madres a mujeres solteras y parejas de lesbianas que no pueden permitirse pagar una clínica privada.

Y hoy me levanto con el notición de que se está estudiando la posibilidad de incluir en las estadísticas de violencia de género SOLO a las víctimas que hayan pasado más de 24 horas hospitalizadas debido a una agresión. Es decir, en caso de que esta propuesta se haga efectiva, el número de mujeres maltratadas bajaría drásticamente en lo que se refiere a estadísticas; con estos números maquilladísimos en la mano, aquellas personas empeñadas en demostrar que no existen las desigualdades sociales entre hombres y mujeres, tendrían razones suficientes para anular las actuales leyes de violencia de género, para recortar aún más los pocos recursos con los que cuentan las mujeres maltratadas para denunciar y llevar a costosos juicios a sus agresores; incluso las podrían dejar sin la protección que tan desesperadamente necesitan.

Yo no les voté, pero muchas mujeres sí. ¿En qué coño estaban pensando? Señoras que dieron el voto a esta pandilla de impresentables, busquen en la enciclopedia el nombre de Clara Campoamor y lloren de vergüenza, tal y como estoy llorando yo de rabia.


martes, 16 de julio de 2013

Muñeca rota


Me ha devorado tu ausencia hasta dejarme hueca por dentro. Soy muñeca de porcelana, al borde de la estantería; sólo necesito un empujón

Vacíos, espacios… nada que leer entre líneas y hojas secas deshechas sobre el papel. Dejo que la tinta camine lánguida sobre el cuaderno, buscando un verso que robar de los labios de una musa; la más puta de todas.

Yo, bufón de espíritu trovador, con mil y un cuentos que cantar cada noche, me quedé muda.

Tú, que tantas veces has cambiado de rostro, vuelves a dominar mi estado de ánimo. Creas tormentas y en un vaivén de mi imaginación explotas en calma. En mi cama.



- ¡Qué ganas de gritar y callar!



- ¿Qué ganas con gritar?




- Callar.




Sigo perdiendo el tiempo y acabo cobrando silencios. Ya no quedan fuerzas ni para desesperarse.

Estoy rota, tan rompida que no sé escrivivir y me tartamudean las letras.

Ester Sinatxe
(2 - 09 - 2011)


miércoles, 10 de julio de 2013

Hoy


Hoy

Ayer cavé mi tumba para esparcir tus cenizas. Cavé para plantar cara a la muerte. Cavé hondo, tan hondo que llegué a las antípodas de la consciencia. Cavé y desenterré al diablo. Cavé por cavar, por vicio, por inercia, porque sí. Cavé hasta embarrarme la vista. Cavé con las manos descubiertas. Cavé enfurecida y borracha. Cavé y cavé.

Ayer vendí mi pala.

Ayer no quise saber del mañana, ni supuse del futuro. Tampoco me preocupé del día anterior o de aquella semana que pasamos en el Sur, cuando aún creíamos saberlo todo. No quise recordar, ni idear.

Ayer vendí mis diarios.

Puede que ayer pasaran muchas cosas, pero a mí se me pasó el tiempo vendiendo cortinas de humo a juego con las ventanas tintadas de mi habitación.



Ester Sinatxe.

viernes, 24 de mayo de 2013

Old Forester

"Busto de hombre escribiendo" de Pablo Picasso
Se encontró otro día más frente a las hojas en blanco. Le miraban amenazantes, desafiantes. La única manera que tenía para hacerlas frente era… servirse otra copa de Old Forester.


La soledad que tanto había necesitado buscar años atrás para poder concentrarse, ahora era su única compañía. El último en abandonarle fue su editor, cansado de esperar esa obra maestra que tuvo a punto de finalizar durante tanto tiempo. Siempre que se sentía tan seco de ideas… se servía otra copa de Old Forester.


Intentaba escribir sobre algún personaje inventado, un álter ego vividor y mujeriego, ladrón de guante blanco, fumador compulsivo; pero nunca pasaba de la descripción. Otras veces creaba escenarios del crimen perfecto en su cabeza, que no conseguía plasmar en el papel. Historias románticas, historias de corazones rotos; probó todos los clichés. La única manera de calmar la desesperación era… servirse otra copa de Old Forester.


De vez en cuando revisaba los fondos de sus cuentas de ahorro y le tranquilizaba recordar lo prolífico y excelso autor que había sido desde joven; había seguido los pasos de su padre, que tantas puertas le abrió. Su apellido le ayudó a crearse un nombre rápidamente entre los más vendidos, y por suerte, entre los más reconocidos. Resultaba conveniente saber que tenía suficiente dinero como para subsistir un par de años más. Para celebrarlo… se sirvió otra copa de Old Forester.


Había crecido como hombre y como escritor entre éxitos y fiestas; fantoches que adoraban el suelo por donde él pisaba, mujeres de bandera que se sentían más atraídas por su aura brillante y sonante, que por lo que realmente escribía. Fantoches y mujeres de bandera que le hacían sentir el amo y señor del universo, mientras le acompañaban… sirviéndose otra copa de Old Forester.


Entre tantos libros vendidos, celebraciones y excesos, se encontró con María, alma libre, poetisa y tan drogadicta como él. En un principio era compañera de noches locas y discusiones literarias. Amante de escarceos secretos y escritos noctámbulos; compartían colchones y tinta. Al cabo de los años él se había instalado en su casa y ella… le servía cada noche un corpiño y otra copa de Old Forester.


Hubo días que sopesó escribir sobre su histeria de amor con María, pero sólo pensar en ver publicada tanta miseria y delirio drogodependiente, le producía ardor de estómago. Se destruyeron el uno al otro. Competían por ser los mejores en las listas de best sellers, los que mejores críticas cosechaban, y los que mejores amantes paseaban a espaldas del otro. La única forma que conocía para olvidar su imagen, su olor y su cuerpo sobre él era… sirviéndose otra copa de Old Forester.


Volvió a darle un repaso mental a todos los clichés, a todas las idas y venidas de sus pensamientos, y con determinación miró aquellos folios en blanco, blandiendo el bolígrafo cual espada; decidido a ser más resistente que la ausencia de sus musas. Para tomar fuerzas se sirvió otra… ¡Hostia puta! Se había vaciado la botella de Old Forester. Miró el reloj, se puso unas viejas zapatillas y se encaminó a la bodega de la Calle Mayor.


Ester Sinatxe.
(26 - 07 - 2010)

jueves, 23 de mayo de 2013

Alone

Texto inspirado en esta fotografía: "Alone" de Pau Pérez. Podéis visitar su trabajo de aerografía en La factoría de los sueños de aire.



Llegó al principio de su nuevo viaje, cansado de cargar con los tropiezos en su mochila, y se descalzó las huellas dejadas atrás.
Pausa merecida, pensó. Pausa sin freno, matizó.
Calculó la velocidad media de sus recuerdos y estiró los músculos de su futuro cercano.
No había tiempo que perder y mucho mundo que ganar en aquel horizonte.
Tapó el sol con un dedo y se adueñó de su soledad.
Se quedó allí sentado toda una eternidad, justo un segundo antes antes de retomar su camino.

Ester Sinatxe.


lunes, 20 de mayo de 2013

Carta de amor


Querido mío,

No puedo permitirme otro desenlace que no sea acabar contigo con veneno. Y es que la sangre es muy traicionera y te puedes resbalar con ella, por no hablar de lo que cuesta limpiarla.

Así que, tal y como oí en alguna serie de policías, como mujer que soy me corresponde envenenarte; pero como yo nunca entendí de estas cosas porque no he leído suficientes libros en los que se mate por desamor, estoy volviéndome loca buscando on-line un recetario para asesinas.

Claro que no hay ninguna web tan obvia como homicidasprimerizos.com. En fin, si me entero de algo y consigo la información que necesito, serás el primero en saberlo.

Tuya hasta que la muerte nos separe,
Ester.

lunes, 13 de mayo de 2013

Sin destinatario



A ti, que sabes quién eres, que te disuelves en cada trago de esta vida, en cada mirada hacia el horizonte. A ti que has bebido más que yo, que has brindado con el vacío y me has dibujado una mentira en cada caricia que te he inventado. A ti que has contestado todas las preguntas que nunca te quise hacer. A ti, que has pasado página y no me has dejado ni una anodina nota del autor.

A mí, que doy vueltas en tu círculo sin llegar a cerrarlo.

A nosotros, que nunca fuimos el seremos que quiero crear.

A todos aquellos que nos acompañaron, que supieron acompasar respiración y caminar, que bailaron nuestras canciones y se equivocaron tanto, más, o menos, que tú, que yo. ¿A nosotros?

A mí, a ti, a este teclado, testigo y verdugo de cada palabra que se ha deslizado de ti a mí, de mí a ti, de nosotros a aquellos.

A mi imaginación, a mi mundo no exteriorizado, a mi adulta interior, a esta botella que se vacía.

A esta canción que nunca había escuchado, a la melodía que me dedicaste y resuena y resuena y resuena y resuena...

Al silencio, a mis gritos, a tus golpes.

A aquella que dijo while you were sleeping I was listening to the radio and wondering what you're dreaming when it came to mind that I didn't care.*

A aquella otra que baila paralizada. A él que la captura.

A ti. A nadie. A mí.

Ester Sinatxe.

*Mientras dormías, estaba escuchando la radio y preguntándome con qué estarías soñando, cuando me di cuenta de que no me importaba (Rest Stop, Matchbox Twenty)




viernes, 8 de marzo de 2013

Sed de ser

Imagen original de iShé* [soluztrella]
Sed de saciarme,
Sed de ser
Sé de nosotros.
Hay manos que te recorren y lenguas que nos hablan al oído de la piel. Hay. Somos.
Vaciar de besos estas manos y revolver, entre las piernas, la respiración.
Sed de todo.
Sé de nada.
Derrámate, Derr..ámame.
Al son, al sincronizar los latidos. Y embestirnos y desvestirnos. Y seguir siendo bucle una y otra vez.
Sed de ti.
Sé de ti. Sé mío.




Ester Sinatxe
(30-11-2012)

miércoles, 20 de febrero de 2013

Fui y Volví


Tienes lo que quieres
(05-12-2010)

"Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia"... y me perdí. Sin brújula y sin comida, siguiendo inconscientemente el legado de Alexander Supertramp.

Consecuente con el futuro que me espera, segura de que lo que tengo es tan pequeño, como el poco tiempo que me queda.

Sí, la soledad es un castigo autoimpuesto, y nadie es inmune; cuando te agarra del brazo, te duele y te aplasta contra el suelo y te aferras a tus intangibles pensamientos.

Ya no quería compartir mi camino con nadie, ni quería huellas siguiéndome, ni fantasmas cantándome canciones de cuna, ya sólo quería encontrarme perdida.

Supongo que lo he conseguido

(Desconozco el autor de la fotografía, si lo sabéis contactar conmigo para dar crédito o borrar)


Aquí estoy de nuevo
(08-12-2010)


Volví a los bosques, pero ya no lo hacía para vivir a conciencia, sino para descansar de los ruidos y las amenazas de aquella ciudad.

Cargué mis ilusiones perdidas y los corazones rotos en mi mochila, y corrí a los brazos de mis árboles buscando consuelo. Sus ramas ásperas ya no hacían daño en mi corteza, en mi falta de emociones.

Las piedras me observaban con tanta calma, que me asustaron, tan quietas e inertes que me sentí reflejada en ellas. Contaban mi historia al pie de la letra. Justo debajo de aquella que se reía de mi torpeza, sepulté mi pasado.

Imagen de Charlie Engman

Ester Sinatxe


martes, 19 de febrero de 2013

Cuadernos


Se agotan las hojas y son infinitas las horas sin escribir.

Todos los cuadernos desgastados de esperar en la estantería, se abren al paso de las musas y las miran contonearse; clavan sus ojos de espiral en sus escotes y desean, en silencio, que sean esos dedos los que pasen sus hojas.

Envenenan sus esquinas con las espinas de las rosas y se callan el nombre de los protagonistas que salieron a tomar café.

Se quedan en blanco cuando los miro de reojo y, desafiantes, me obligan a empuñar un bolígrafo que se secó el pasado otoño.

Ester Sinatxe.



jueves, 14 de febrero de 2013

Limpieza general




Empiezo a recoger mi habitación y subo la música;  en el momento en el que tiro las sábanas sucias al suelo, el modo aleatorio acierta a dedicarme nuestra canción.

La almohada desnuda y esquelética, tiembla entre mis brazos…

La escoba me pide el último baile pero mis torpes pasos solo saben dibujar el camino a tu portal.

Y enarbolando un viejo trapo, limpio todos los polvos que nos quedaron por echar.

Ester Sinatxe.


martes, 12 de febrero de 2013

Don't look back in anger


El día que Ernesto se paró a hablar conmigo le reconocí enseguida, era un tipo que solía quedarse escuchando siempre que tocaba en aquella boca de metro, muy generoso con la calderilla que me dejaba en la funda de la guitarra.

- Me llamo Roberto, dije mientras me estrechaba fuerte la mano – ¿sabes que eres mi mejor espectador?

Me invitó a tomar un café en el bar de enfrente, según él tenía que proponerme algo que no podría rechazar. Al parecer mi nuevo amigo tenía un pub de estilo inglés en la zona sur de la ciudad y le gustaba tener música en directo para ambientar las cenas; la chica que solía tocar martes y jueves le había dejado tirado una semana antes y automáticamente pensó en mí, el músico callejero del metro. Me apuntó en una servilleta la dirección y me pidió que me presentara al día siguiente, sobre las seis de la tarde para hacer una prueba y conocer el pub. No, no podía rechazar la oferta; era una oportunidad única para darme a conocer y tener algo parecido a un sueldo.

Foto de Luis Ramiro (Desconozco el fotógrafo.)
Llegué antes de la hora, el pub todavía no estaba abierto al público, pero me colé por debajo del cierre. En mitad de la sala había una camarera barriendo al son de “Don’t look back in anger” sumamente ensimismada en su tarea, tanto, que no se percató de mi presencia. No quise interrumpir su actuación pues era una auténtica delicia observarla; todos hemos utilizado escobas y fregonas como micrófono alguna vez, pero estoy seguro de que jamás nadie lo ha hecho con tal maestría. Antes de que se acabara el tema, Ernesto irrumpió en la escena y me presentó a su novia, Marta.

- Me llamo Roberto, dije mientras besaba sus mejillas. – ¿Sabes que eres toda una artista?

Marta, visiblemente sonrojada, siguió con sus quehaceres y yo no pude evitar sentirme decepcionado al saber que no estaba disponible.

Tras la prueba, Ernesto, Marta y el resto del personal, quedaron encantados y me contrataron para empezar a trabajar el martes siguiente. En un par de semanas Marta desbancó a Ernesto, convirtiéndose en mi mejor espectadora. He de confesar que me ponía tremendamente nervioso cuando me observaba detenidamente desde la barra; no estaba seguro si sólo veía lo que yo quería ver o si realmente tonteaba conmigo. Tenía que reprimirme las ganas de tirarle los trastos abiertamente, utilizaba mi respeto por Ernesto como barrera de contención.

Cuando terminábamos de trabajar y recoger, íbamos todos juntos a los after-hours más decrépitos de la ciudad y entre copas y descuidos de Ernesto, Marta se volcaba en atenciones conmigo; con los días se fue haciendo obvio que no era sólo mi imaginación y que aquella mujer me buscaba con el mismo ímpetu con el que yo intentaba evitarla. Su encantadora personalidad, sus ojos negros capaces de dejarme sin respiración, se convirtieron en la musa de todas mis composiciones.

El bueno de Ernesto, totalmente ajeno al vínculo que se formaba entre su compañera y un servidor, me propuso que la invitara a compartir algún tema conmigo en el escenario; creía que la voz de Marta sería el mejor acompañamiento para mi guitarra, que mis letras parecían encajar perfectamente con su genio y estilo.

La noche en la que cantamos juntos, fue, sin duda, la vez que más he disfrutado tocando. Por muy cursi que pueda sonar, sentí que el suelo se volvía pentagrama y que las notas cobraban vida en su voz. Supe que si la besaba me enamoraría de ella. Tras las felicitaciones y las miles de copas de más que nos bebimos aquella noche, Marta y yo amanecimos paseando los dos solos por la ciudad; Ernesto se había retirado muy cansado, un par de horas antes dejándola en mis buenas manos, para que cuidara de que ningún buitre se acercara a su preciosa novia.

Mis sentimientos traicionaban toda la confianza que mi “manager” tenía depositada en mí. La culpabilidad no me dejaba dar el paso que me separaba de mis deseos, me sentía tan a gusto en su compañía que olvidaba quien era su pareja, pero en cuanto lo recordaba, su presencia me incomodaba; realmente nos llevábamos muy bien, nunca nos faltaba la conversación y parecíamos conectar y encajar. Sentados en un banco, viendo a la gente pasar, Marta se dejó llevar y me besó.

Terminamos la mañana en mi hostal, desnudos, preguntándonos que hacer a partir de ese momento, como comunicarle a Ernesto lo que había pasado. Marta recogió sus cosas y decidió ir a hablar con él, dejar pasar un solo minuto más no era justo para ninguno de los tres; yo me quedé encerrado en mi habitación componiendo otra canción más en su honor.

Unas horas después sonó el teléfono, era Ernesto preguntando por ella, preocupado porque su chica todavía no había regresado y su móvil no daba señal. Me asusté tanto como lo estaba él, pues vivíamos sólo a un par de manzanas, y Marta tenía que haber llegado hacía largo rato. Fui corriendo a acompañarlo mientras llamaba a todos los hospitales.

Mi versión de la mañana fue un largo y tardío desayuno, tras el cual nos habíamos despedido para dormir cada uno en su propia cama. Cuando llegué al apartamento lo encontré sollozando y temblando, era un poco tremendista, pero no era propio de Marta desaparecer así; realmente yo sabía que tenía razones de sobra para estar perdida por la ciudad y me tranquilizaba la idea de que, asustada por tener que enfrentarse a su ruptura, se habría quedado en un parque o en un bar intentando poner sus ideas en orden. Supongo que eso era lo que realmente me apetecía hacer a mí.

Pocos minutos después de mi llegada, una pareja de la policía llamó al timbre. Ernesto se derrumbó y yo me quedé petrificado ante lo que era la confirmación de todos sus temores, Marta había sido atropellada por un conductor que se había dado a la fuga, muriendo en la ambulancia de camino al hospital.

Han pasado dos años desde el accidente. Ernesto consiguió reponerse con muchos esfuerzos; para mí, pasar el duelo a su lado, fue el mejor apoyo que pude tener. Por fin estoy grabando mi primer disco, y él es mi manager oficial, por supuesto que sigo tocando cada martes y jueves en el pub. Me he planteado cientos de veces contarle lo que pasó aquella noche, pero no me atrevo; me justifico convenciéndome que sería ocasionarle daño gratuito. En un principio me guardó rencor por no haber acompañado a su niña hasta el portal, pero tal y como él me dijo en una ocasión: “son cosas que pasan, no podemos mirar hacia atrás con ira, sólo hacia delante con esperanza”.

Hace unas semanas empezó a trabajar con nosotros Carolina, la mujer con la que Ernesto ha rehecho su vida; Carolina, mi nueva mejor espectadora. La conocí en una comida que organizó mi amigo en su apartamento, cuando llegué estaba en la cocina; en la radio sonaba “Don’t look back in anger” mientras ella la tarareaba con dulzura.

- Me llamo Roberto, dije mientras me acercaba a saludarla. – ¿Sabes que acabo de tener un déjà-vu?

Ester Sinatxe.
(12-01-2011)


Este relato surge hace un par de años de un proyecto junto a Julio Muñoz, llamado "Mundos paralelos" en el que cada cual escribía un relato partiendo de las mismas pautas. Las que usé para este relato fueron:
1. Roberto, toca la guitarra en calles, metros, donde puede.
2. Conoce a un tipo, Ernesto, que se ofrece a ayudarle haciéndole un hueco en su garito.
3. Marta, camarera y novia de Ernesto se fija en él.



viernes, 8 de febrero de 2013

Poesía urbana


¿Comparas mis ojos con estrellas?
Mejor invítame a vaciar una botella.

Que de la poesía urbana 
aprendí a no tomar por bueno
a quien te cuenta cuentos
para llevarte a la cama.

Que no soy menos poeta,
por llamar a las cosas por su nombre
(o saber escupir como un hombre)
que las pollas son pollas, y las tetas...
TETAS.



martes, 5 de febrero de 2013

Confesiones a una puerta

Supongo que no debería dejar pasar los días sobre el suelo de esta habitación. Supongo demasiado, sin llegar a conclusiones certeras, apática. Mi amiga, la desidia, transformada en compañera y motor de mi indolencia.

Sin control sobre el orden, sin independencia o autonomía; sumida en una rutina sin oficio ni beneficio. Parada en el INEM y en la cola del pan.

Las calles, el aire y los cafés se antojan lejanos y déspotas, desafiantes. Me intimidan las charlas, los coloquios; busco respuestas en las paredes, al tiempo que me olvido de cada pregunta, dejándolas caer en el fondo de otra solitaria madrugada. Desvelada.

Sin prisa, con pausas marcadas por la cadencia del segundero. Perfectamente acostumbrada a una situación despojada de coherencia, tan amarga para el resto como acoplada a mis espaldas.

Dueles mundo real, dueles.

Ester Sinatxe
(14 - Dic - 2010)

lunes, 4 de febrero de 2013

Un blog y otro más

 (Ego-ísta.latra.céntrica)

Hubo un día que abrí un blog, luego lo cerré y lo volví a abrir, y recuperé letras, versos y alguna que otra manía. Le eché puntos suspensivos sin mirar dónde y no caí en la cuenta de muchas faltas de ortografía. Me corrigieron y me escribieron en otros blogs. Y lo volví a cerrar otra vez.

Seguí escribiendo porque todavía me quedaban recuerdos de los días en la calle;
y unía las piezas el puzzle de la inspiración con cada mensaje que me mandabas
y con cada dedo con el que soñaba que me tocabas.

Otro blog cayó en mis manos y derramé café sobre cada estrofa y me emocioné con cada visita y con cada comentario, sobre todo con tus comentarios. Tus ojos clavados en la distancia en lo único que tenía para compartir... porque a esto nadie le llama vida, la vida entre cuatro paredes solo da para soñar con ventanas.
¿Agorafobia? No, no es eso. Miedo a que te toquen puede que sea más correcto, sé que tiene un nombre pero ahora no quiero acordarme.
(Por lo menos me quedará un viaje a París y saber que leíste mi blog)

Han pasado ya dos años y cada paso que doy fuera, hace que corra kilómetros en mi habitación; y me encierro y bailo sin salir de casa, como quien abre y cierra comillas.
Y siempre me digo que esta vez será el blog definitivo, que ya no juego a desandar. Y apuesto todo por el mañana y una vida que dirigir y controlar sin fobias, una vida llena de páginas que esperan ver la tinta correrse.










lunes, 21 de enero de 2013

De cadencia y otras faltas de ritmo.



Dejó que el tiempo pasara como quien deja correr el agua una mañana de resaca.
Dejó que la resaca no le dejase despertar.
Se dejó el móvil en otro bar cuyo nombre no quería recordar.
Se dejó llevar de nuevo a la cama junto a "Sunombre Nopuedorecordar".




Érase una vez una habitación y movimientos de cadencia marcada.
Sin más orgasmo que el fingido, tan descafeinado como el beso anónimo.




Y comprendió que de poética, esta prosa, solo tiene el ritmo de los frenazos en los atascos.

domingo, 20 de enero de 2013

Miss Utopía


Estrenando Blog y abriendo nuevas vías con las palabras de Pablo Ager:


"Y Miss Utopía se pregunta que pinta en la vida de nadie
Si todo es mentira
Y sólo cree en Kurt Cobain, y en el Rock and Roll suicida
Y a veces recuerda...
Que una vez fue Miss Utopía."


7. / MISSUTOPIA by pablo_ager on Grooveshark

Pues eso, a recordar todas las historias que nos quedan por escribir, pero sobre todo... a escribirlas.

Nos leemos.

Ester Sinatxe