lunes, 21 de diciembre de 2015

Carnaval de musas

 
Estas musas que gustan de verme hundida, traen de visita con ellas todas las dudas que fueron certezas.

Certezas. Cortezas del árbol caído con el que hicimos leña sin remordimientos.
Certezas que una vez nos arrancamos de la piel para dejar ver de qué están hechos los miedos.
Certezas que se diluyen como un té de corteza de sauce.

Así duda a duda, las musas construyen una deforme silueta de la que fue aquella primera risa de bebé, que al romperse dio vida a las hadas.
 
Y ahora resuena una carcajada sin dueño, un eco vacío que golpea mi espalda obligándome a escribir. 
 
Triste parodia. Triste desfiguración. 
Pasen y vean el grotesco carnaval de la inspiración; los ciegos pagan el doble.
 
Ester Sinatxe
(12-11-2015) 

martes, 1 de diciembre de 2015

Su mente rota


Los pasillos eran cubos y las vistas, líneas rectas. La simetría de las farolas y lo perpendicular de sus pensamientos rompían en un árbol que no se atrevía a desnudarse, demasiado perenne para ceder a los encantos del otoño.

Solo a ratos podía asomarse a respirar el aire sucio de la ciudad, entre las rendijas de unas ventanas entreabiertas que le recordaban que había vida más allá de su mente rota.

Había pasado de largo hace ya veinte años y unos cuantos kilómetros el punto para partir de cero; y así seguía en la puerta giratoria de la cordura, arrastrando sus pies por no dar un paso en falso; y mucho menos en firme.


Ester Sinatxe
15-Nov-2015

jueves, 26 de noviembre de 2015

Y otra vez...



Creía que tenía el tiempo en mis manos, y de mis dedos se escapa otro adiós a una oportunidad que nunca me dieron. Quizás sea mi inclinación al imposible, a la señal de peligro; quizás sea solo mi imaginación que tiene vida propia y ha soltado las cuerdas que me vuelven loca y me desatan.

Ideas, brillos, destellos, reflejos de un deseo contenido, de esos besos que no has dado (como cantaba Sabina)

Y otra vez mis latidos han corrido más que mis piernas por calles que nunca habían pisado, hasta llegar a tu puerta tirándola abajo. Me he encontrado una casa vacía, un abrazo olvidado en una esquina y mis maletas ya hechas.

No hay vuelta atrás cuando tus huellas se han perdido en el camino.


Ester Sinatxe
19 Noviembre 2015