martes, 5 de febrero de 2013

Confesiones a una puerta

Supongo que no debería dejar pasar los días sobre el suelo de esta habitación. Supongo demasiado, sin llegar a conclusiones certeras, apática. Mi amiga, la desidia, transformada en compañera y motor de mi indolencia.

Sin control sobre el orden, sin independencia o autonomía; sumida en una rutina sin oficio ni beneficio. Parada en el INEM y en la cola del pan.

Las calles, el aire y los cafés se antojan lejanos y déspotas, desafiantes. Me intimidan las charlas, los coloquios; busco respuestas en las paredes, al tiempo que me olvido de cada pregunta, dejándolas caer en el fondo de otra solitaria madrugada. Desvelada.

Sin prisa, con pausas marcadas por la cadencia del segundero. Perfectamente acostumbrada a una situación despojada de coherencia, tan amarga para el resto como acoplada a mis espaldas.

Dueles mundo real, dueles.

Ester Sinatxe
(14 - Dic - 2010)

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