Se agotan las hojas y son infinitas las horas sin escribir.
Todos los cuadernos desgastados de esperar en la estantería, se abren al paso de las musas y las miran contonearse; clavan sus ojos de espiral en sus escotes y desean, en silencio, que sean esos dedos los que pasen sus hojas.
Envenenan sus esquinas con las espinas de las rosas y se callan el nombre de los protagonistas que salieron a tomar café.
Se quedan en blanco cuando los miro de reojo y, desafiantes, me obligan a empuñar un bolígrafo que se secó el pasado otoño.
Ester Sinatxe.
^-^ole mi niña que vuelve a escribir.
ResponderEliminarTomando notas de cuadernos maestros
ResponderEliminarToma nota pues: TE QUIERO, LORE HENEZ.
Eliminar